No sé si esta forma de empezar puede parecer una obviedad o una boutade...pero hay veces en las que tengo la sensación de que así los consideramos cuando hablamos de las desigualdades que todavía hoy sufrimos las mujeres, y ya no digamos cuando se hace un repaso por la historia remota y próxima de la humanidad o cuando nos asomamos a realidades de paises en los que haber nacido mujer es un horror, es el mayor castigo.
Y quiero desmarcarme de este discurso porque no considero justo que caiga sobre ellos todo el peso de la culpa de un sistema patriarcal que si bien es cierto que a las mujeres nos mantuvo en una situación de subordinación a cualquier tipo de poder político, religioso, costumbres sociales...también es cierto que los hombres fueron y siguen siendo víctimas de ese mismo sistema. Ellos, que ocupaban todo el espacio público, que detectaban todo el poder económico y que podían decidir sobre sus mujeres e hijos sin cortapisas estaban siendo privados de lo que es la esencia de la vida: poder vivir, sentir y mostrar sin temor a ser tachados de débiles y "poco hombres" sus afectos y sus emociones..."no seas nenaza, los hombres no lloran". "Calzonazos, que cambiar al niño es cosa de mujeres", nos suenan a todos y todas verdad?. Y la losa del convencionalismo derivado del reparto de roles pesaba incluso a la hora de elegir su futuro profesional, que no podía tener dudas sobre la virilidad de la profesión ejercida.
Quiero a los hombres como compañeros en todas las facetas. En nuestras diferencias, que no suponen ni mayores ni menores capacidades, está la complementariedad que nos enriquece la vida y mejora la sociedad, haciéndola más igual, más eficiente y mucho más justa. Se que muchos hombres están convencidos de esto y decididos a trabajar conjuntamente con las mujeres para que ningún 50% de la humanidad sea dominante ni dominado, poderoso o excluido. Mujeres y hombres sabemos que nunca puede lograrse lo mejor cuando una de las mitades que conformamos la humanidad queda fuera en cualquier ámbito, privado o público, de la vida. Por eso les considero mis aliados, mis amigos, mis hermanos, mis compañeros y nunca mis enemigos. Por eso traigo aquí este poema de Gioconda Belli que refleja lo que siento
"Amo a los hombres
y les canto.
Amo a los jóvenes
desafiantes jinetes del aire,
pobladores de pasillos en las Universidades,
rebeldes, inconformes, planeadores de mundos diferentes.
Amo a los obreros,
esos sudorosos gigantes morenos
que salen de madrugada a construir ciudades.
Amo a los carpinteros
que reconocen a la madera como a su mujer
y saben hacerla a su modo.
Amo a los campesinos
que no tienen más tractor que su brazo
que rompen el vientre de la tierra y la poseen.
Amo, compasiva y tristemente, a los complicados
hombres de negocios
que han convertido su hombría en una sanguinaria
máquina de sumar
y han dejado los pensamientos más profundos, los
sentimientos más nobles
por cálculos y métodos de explotación.
Amo a los poetas -bellos ángeles lanzallamas-
que inventan nuevos mundos desde la palabra
y que dan a la risa y al vino su justa y proverbial importancia.
que conocen la trascendencia de una conversación
tranquila bajo los árboles,
a esos poetas vitales que sufren las lágrimas y van
y dejan todo y mueren
para que nazcan hombres con la frente alta.
Amo a los pintores -hombres colores-
que guardan su hermosura para nuestros ojos
y a los que pintan el horror y el hambre
para que no se nos olvide.
Amo a los solitarios pensadores
los que existen más allá del amor y de la comprensión sencilla
los que se hunden en titánicas averiguaciones
y se atormentan día y noche ante lo absurdo de las respuestas.
A todos amo con un amor de mujer, de madre, de hermana,
con un amor que es más grande que yo toda,
que me supera y me envuelve como un océano
donde todo el misterio se resuelve en espuma…"
Algo está muy claro
Europa ante su espejo
Hace 1 mes